Narcis Margall es consultor especializado en promover las relaciones comerciales entre Dinamarca y España en el sector de las energías renovables. Durante 16 años, a través de instituciones danesas como la Cámara de Comercio Danesa para el Suroeste de Europa y ahora con la iniciativa biogasdanes.es, que quiere apoyar el despliegue del modelo danés del biogás y el biometano en España.
Dinamarca alberga 5,5 millones de personas en una extensión similar a la de Aragón. Con una cabaña porcina como la de esta comunidad autónoma, cuenta con más de 200 plantas de biogás que producen 4.166 GWh de electricidad verde al año y 51 de biometano, que inyectan a la red gasista ya el 25% del gas que consume el país.
Como otros países, en el pasado reciente, Dinamarca dependía de las importaciones de combustibles fósiles. La crisis del petróleo del año 73 del siglo pasado causó un fuerte impacto en la sociedad y provocó una aceleración del desarrollo de tecnologías alternativas como la eólica, la biomasa y el biogás. El descubrimiento y explotación de los yacimientos petrolíferos en aguas territoriales danesas en el Mar del Norte fue posterior.
Dinamarca acumula, pues, más de 40 años de experiencia en el desarrollo de plantas de biogás, y sectores económicos como el agroindustrial, el medioambiental y el energético, así como la administración pública a todos los niveles y la industria de equipamientos conocen perfectamente cómo funciona el sector del biogás.
Una curva de aprendizaje de 40 años: de los combustibles fósiles al 25% de biometano en la red de gas
En los años 80 se construían plantas de pequeño tamaño, individuales, por tres motivos principales: autoconsumo energético en la granja; evitar las molestias por olores a los vecinos; y disponer de un mejor fertilizante que el purín crudo.
Pronto se hizo evidente que la inversión era demasiado abultada para que la pudieran acometer la mayoría de granjeros, por lo que se empezaron a diseñar plantas centralizadas de mayor tamaño, financiadas por agrupaciones de agricultores y ganaderos que vendían la energía producida a la red eléctrica y a la red de calor local y gestionaban conjuntamente la fertilización de sus tierras. El tamaño de estas plantas no dejó de crecer, pasando de instalaciones con una capacidad de 100.000 toneladas/año en los años 80 a otras de 400.000 t/año construidas durante la primera década de este siglo.
La última fase de esta evolución tecnológica se produjo en 2011, cuando el gobierno danés tomó la estratégica decisión de conseguir que el país obtenga el 100% de su energía de fuentes renovables en 2050. En este escenario, el biogás se considera un vector fundamental en aquellos sectores donde la electrificación no resulta eficiente.
Para promover la construcción de plantas de biogás se equiparó el apoyo económico en todos los usos del biogás, lo que se tradujo en el boom de la conversión del biogás a biometano y su inyección a la red, que es el modelo actual. De hecho, en Dinamarca el biometano ya ha rebasado el 25% del volumen total de gas en la red.
Un modelo de desarrollo que piensa en eficiencia, profesionalización y animar a los inversores
El gobierno danés ha establecido una cuota del 75% de deyecciones ganaderas en la masa a digerir en las plantas para que los proyectos sean elegibles para obtener apoyo económico. Por supuesto, existen plantas de biogás de otros orígenes: EDAR, vertederos e industriales, pero aportan menos del 15% del total de biogás producido en el país.
Por otra parte, se busca la máxima eficiencia: por ejemplo, se prefiere construir una planta de gran tamaño que varias pequeñas por su mayor sostenibilidad y menor coste económico, o porqué buscar caminos intermedios al uso del biometano, que encarecen el proceso, en vez de priorizar la inyección a la red.
En tercer lugar, se ha profesionalizado la gestión de las plantas, lo que permite optimizar recursos y garantizar el correcto manejo de los residuos y su trazabilidad.
Por último, el gobierno danés apoya con decisión la expansión del biogás con medidas de apoyo económico, simplificación de los trámites y eliminación de obstáculos al desarrollo del sector. Por ejemplo, todos los municipios daneses deben definir ubicaciones para plantas de biogás en sus planes de gestión del territorio. Y también, en 2012, se introdujo un sistema nacional de certificados de biogás verde al que se adhirieron la mayoría de operadores para poner en valor su producto.
En una reciente visita a Dinamarca, una delegación de autoridades catalanas se reunió con miembros de la Agencia Danesa de la Energía que afirmaron que su papel es el de “reducir el riesgo del inversor en aquellas tecnologías que deseamos promover.”
La mayor diferencia con otros modelos de implantación del biogás como el francés o el alemán es el mencionado enfoque en las economías de escala y en la eficiencia, en pos de una viabilidad financiera que reduzca la necesidad de apoyo del estado en forma de subvenciones o primas.
No soy experto en los otros modelos, pero el alemán fue víctima de un uso excesivo de los cultivos energéticos para aumentar la producción de biogás, y el modelo francés está siendo fuertemente subvencionado por el Estado, lo que puede provocar decisiones erróneas en la elección de tecnologías y generar efectos especulativos.
¿Es el modelo danés replicable en España?
Sí es posible replicar este modelo en España teniendo en cuenta la necesidad de abordar algunos retos particulares: tecnológico como el exceso de purines en relación a la superficie agrícola que existe en ciertas regiones, o de concepto como convertir la digestión anaerobia en la tecnología prioritaria para la reutilización de residuos orgánicos, sea cual sea su origen, tal y como establece la Comisión Europea.
Los fondos Next Generation son una gran oportunidad para hacer en 5 años lo que Dinamarca ha tardado cuarenta en conseguir; aprovechar esta coyuntura favorable requiere tener las ideas claras sobre el modelo o modelos más convenientes y eficientes a largo plazo a nivel nacional y regional.
¿Qué es biogasdanes.es?
El principal objetivo de la plataforma biogasdanes.es es promover el modelo danés de biogás en España; está impulsada por tres empresas danesas y cuenta con el apoyo de varias instituciones de Dinamarca. Estas tres empresas tecnológicas forman parte de la cadena de valor del biogás y biometano: Lundsby Biogas diseña y construye plantas de biogás llave en mano de tamaño mediano y grande; Ammongas es líder en procesos de conversión de biogás en biometano mediante la tecnología de aminas, especialmente eficiente en procesos con altos volúmenes de biogás; y, por último, Gemidan Ecogi ha desarrollado una tecnología que permite procesar la fracción orgánica de los RSU y convertirla en una biopulpa sin impurezas para su uso como cosustrato en plantas de biogás, lo que facilita su posterior aplicación como fertilizante al no contener materiales inorgánicos como los plásticos.